Las promesas del fútbol peruano que nunca llegaron a estrellas
Sea por indisciplina o por falta de oportunidades, el balompié nacional se llenó de jugadores que destacaban de jóvenes y que de mayores se perdían. Recuerde a algunos
Sábado 19 de marzo de 2011, elcomercio.pe
Ser una promesa puede ser una maldición para algunos. Su condición se escuda y respalda únicamente en la palabra del jugador y pocas veces en los actos. Lamentablemente no todas las promesas llegan a grandes y la mayoría de ellas disuelve sus aspiraciones en medio de indisciplinas, dejadez o falta de oportunidades. En épocas en que se mencionan a muchas de ellas en el fútbol peruano, es bueno recordar a los que no lo lograron.
Mario Gómez. Lo de “Machito” es para escribir un libro. En una época en que escaseaban los laterales izquierdos, su violenta irrupción en el fútbol peruano fue saludada por todos lados. Sin embargo, él nunca pudo con su genio que lo alejó de los campos de juego: primero se trató un ajuste de cuentas con otro ilustre miembro de esta lista, Carlos ‘Kukín’ Flores, y luego un hecho que lo hizo ingresar por seis meses al penal Sarita Colonia. El 1 de diciembre del 2002 desató una balacera en la que falleció Gloria Prieto Pimentel, pero no se encontraron pruebas para estar en la cárcel por más tiempo. Pero eso no fue todo: cuando todo parecía indicar que las cosas iban bien para él (jugaba en Sport Boys y no se había visto metido en líos), fue detenido bajo la acusación de dispararle a un joven en una reunión social en el Cercado del Callao y dejó el penal luego de 73 días. No contento con ello, poco después fue ‘ampayado’ por Magaly Medina.
‘Kukín’ Flores. La adicción a la cocaína le ganó el partido. El mismo jugador que cuando niño fue comparado con Pelé en un torneo de menores y que llegó a jugar en equipos de Arabia Saudita, Grecia, Brasil, Argentina y Colombia, distrayendo a los defensas con sus hábiles regates, no pudo gambetear a su adicción, por la que dejó en múltiples ocasiones el fútbol para volver siempre a su Sport Boys de toda la vida. Una de las últimas veces que dejó el fútbol protagonizó un confuso incidente: jugaba por CNI y fue descubierto desnudo, caminando en las calles de Iquitos. Su versión inverosímil es era que había visto un fantasma.
Luis Cordero. La estrella del jugador que hizo una aparición brillante en la “U” de Osvaldo Piazza y en la Sub 20 de Juan Carlos Oblitas, que en 1999 se quedó a punto de llegar al Mundial, se fue apagando de a pocos por llevar un estilo de vida poco profesional y se diluyó en clubes de provincia. El que estaba llamado a ser el ‘10’ de la selección de mayores ahora juega en José Gálvez, en segunda. Y el año pasado chocó su auto, supuestamente con algunos tragos de más.
Jorge Ramírez. No muchos lo recuerdan por su nombre, pero si alguien escucha ‘Loverita’, recordará sus goles en Alianza y su genial aparición en 1995. Ahí, con 20 años, hizo méritos suficientes como para irse al fútbol mexicano. Lamentablemente su carrera fue muy mal llevada y no pudo fichar en clubes importantes en el extranjero. Luego de la experiencia azteca en el Tampico y de regresar a Perú para jugar en Cristal, fue al Skoda Xanthi de Grecia y regresó al Perú para emigrar al Espérance de Túnez, el 2002. Luego viajó al Olympiakos Nicosia de Chipre (2006) y acabó su carrera en el Puerto Rico Islanders. Hoy es técnico
Johan Sotil. Había nacido con dos estigmas imborrables: se llamaba como el mejor “crack” holandés de los años 70 y todo el mundo decía que debía ser mejor que el hombre que jugó con él, su padre. Luego de su mágica aparición en la ‘U’ de Cappa del 2002 (había debutado dos años antes bajo la batuta de Roberto Chale) nada fue igual. Empezó a aparecer más en los programas de espectáculos que en los deportivos y su carrera se fue diluyendo y de ser el jugador voceado para ir al Barcelona a seguir los pasos de su viejo pasó a ser un futbolista cuya única etapa en el extranjero la vivió a los 26 años en Bélgica. Recién a estas alturas tuvo un segundo aire y hasta fue convocado a la selección de Markarián.
Carlos Elías. Pasó de ser una de las joyas de Alianza Lima y uno de los indiscutibles de la selección Sub 17 de Perú que jugó el Mundial del 2005 a un jugador en declive. Dejó el cuadro blanquiazul el 2008 por jugar en Atlético Minero y volvió sin mucho éxito a La Victoria para luego emigrar de nuevo al Boys que campeonó en la Segunda División el 2009. La última vez que lo vimos celebrar fue tras anotarle al Gremio en la Libertadores con León. Cuando se quitó la camiseta para el festejo, más de uno se sorprendió con un físico ligeramente descuidado que mostraba unos kilos de más.