Poco más se puede pedir en apenas dos horas. Seis finales se han nadado en el Cubo del Agua y en todas se ha batido el récord del mundo.
La estrella, sobresaliendo por encima del resto de deportistas olímpicos, volvió a ser Michael Phelps. El pez de Baltimore llegó al ecuador de su hazaña y lo superó: sumó su cuarta medalla de oro en la final de los 200 mariposa, por supuesto, con nuevo récord mundial (1:52.03). Fue, sin embargo, una carrera algo discreta para lo que él acostumbra, pese al récord, y la razón fue sencilla: se le metió agua dentro de las gafas y por eso tuvo que frenar. "Pero para no ver, no está mal la marca, ¿no?", dijo más tarde.
Y sólo una hora después, volvió a lanzarse al agua con el relevo 4x200 libre y la misma cantinela: oro y plusmarca universal (6:58.56). De esta forma, Phelps ya suma 11 medallas de oro en Juegos Olímpicos: nadie está ya por encima de él. Y todavía le quedan tres metales más por sumar.
La fiesta comenzó a las diez de la mañana en Beijing, con las dos inolvidables semifinales de los 100 metros libres, sí, semifinales, que se convirtieron en una batalla entre el francés Bernard y el australiano Sullivan. En la primera serie, el galo mejoró la plusmarca mundial, parando el crono en 47.20. Después, le tocaba el turno a Sullivan, que llegó picado: otro récord mundial, 47.05.
La cosa no quedó ahí, pues en la final posterior, los 200 libres femeninos, la italiana Pellegrini también mejoró su propia marca mundial, escribiendo una nueva cifra para el libro de récords, 1:54.82.
Después llegó la mejor final femenina de todos los Juegos, los 200 estilos, con una final apretadísimo entre la australiana Rice y la zimbabuesa Coventry. Fue la primera quién logró la victoria, como no, con récord mundial: 2:08.45.
Y al final de la mañana, llegó la final del relevo largo masculino. Phelps parecía cansado tras los 200 mariposa, pero su primera posta resolvió dudas, dejando a todos sus rivales a más de dos cuerpos. Sus compañeros agigantaron la distancia hasta superar el récord mundial en casi ¡5 segundos! con 6:58.56.
Es la quinta medalla de oro de Phelps, que camina embalado hacia la hazaña deportiva más grande en la historia de los Juegos. De momento, ya suma un total de 11 medallas olímpicas entre Atenas y Pekín, y lo que le queda.
La estrella, sobresaliendo por encima del resto de deportistas olímpicos, volvió a ser Michael Phelps. El pez de Baltimore llegó al ecuador de su hazaña y lo superó: sumó su cuarta medalla de oro en la final de los 200 mariposa, por supuesto, con nuevo récord mundial (1:52.03). Fue, sin embargo, una carrera algo discreta para lo que él acostumbra, pese al récord, y la razón fue sencilla: se le metió agua dentro de las gafas y por eso tuvo que frenar. "Pero para no ver, no está mal la marca, ¿no?", dijo más tarde.
Y sólo una hora después, volvió a lanzarse al agua con el relevo 4x200 libre y la misma cantinela: oro y plusmarca universal (6:58.56). De esta forma, Phelps ya suma 11 medallas de oro en Juegos Olímpicos: nadie está ya por encima de él. Y todavía le quedan tres metales más por sumar.
La fiesta comenzó a las diez de la mañana en Beijing, con las dos inolvidables semifinales de los 100 metros libres, sí, semifinales, que se convirtieron en una batalla entre el francés Bernard y el australiano Sullivan. En la primera serie, el galo mejoró la plusmarca mundial, parando el crono en 47.20. Después, le tocaba el turno a Sullivan, que llegó picado: otro récord mundial, 47.05.
La cosa no quedó ahí, pues en la final posterior, los 200 libres femeninos, la italiana Pellegrini también mejoró su propia marca mundial, escribiendo una nueva cifra para el libro de récords, 1:54.82.
Después llegó la mejor final femenina de todos los Juegos, los 200 estilos, con una final apretadísimo entre la australiana Rice y la zimbabuesa Coventry. Fue la primera quién logró la victoria, como no, con récord mundial: 2:08.45.
Y al final de la mañana, llegó la final del relevo largo masculino. Phelps parecía cansado tras los 200 mariposa, pero su primera posta resolvió dudas, dejando a todos sus rivales a más de dos cuerpos. Sus compañeros agigantaron la distancia hasta superar el récord mundial en casi ¡5 segundos! con 6:58.56.
Es la quinta medalla de oro de Phelps, que camina embalado hacia la hazaña deportiva más grande en la historia de los Juegos. De momento, ya suma un total de 11 medallas olímpicas entre Atenas y Pekín, y lo que le queda.
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